El discurso de Emma Watson que te enseña porqué debes ser feminista

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Lee el discurso que te muestra porque debes ser feminista y comprometerte por la igualdad de género

Emma Watson en el evento especial de la campaña He for She Foto: UN Women/Simon Luethi

Emma Watson en el evento especial de la campaña He for She
Foto: UN Women/Simon Luethi

La Embajadora de Buena Voluntad de ONU Mujeres, la actriz Emma Watson participó el pasado mes de septiembre en un evento especial organizado por Naciones Unidas en el marco de la campaña HeForShe.

Esta iniciativa trata de implicar a los hombres en la lucha por la igualdad de género, sumando complicidades tanto de personas públicas como anónimas, generando contenidos que cambien las actitudes y normas sociales que aún sostienen la desigualdad.

El discurso de Watson ha cumplido con uno de los primeros objetivos de la iniciativa: ha sido ampliamente difundido por los medios de comunicación, compartido en redes sociales y comentado en todo tipo de tertulias.

Hacemos un resumen de las partes más destacadas del discurso:

 

La definición de feminismo es: “La creencia de que los hombres y las mujeres deben tener derechos y oportunidades iguales. Es la teoría de la igualdad política, económica y social de los sexos”

Empecé a cuestionar los supuestos de género a los ocho años, ya que no comprendía por qué me llamaban “mandona” cuando quería dirigir las obras de teatro que preparábamos para nuestros padres, pero a los chicos no se les decía lo mismo.

 

También a los 14, cuando algunos sectores de la prensa comenzaron a sexualizarme.

 

A los 15, cuando algunas de mis amigas empezaron a dejar sus equipos deportivos porque no querían tener aspecto “musculoso”.

 

Y a los 18, cuando mis amigos varones eran incapaces de expresar sus sentimientos.

Decidí que era feminista, y eso me pareció poco complicado. Pero mis investigaciones recientes me han mostrado que el feminismo se ha vuelto una palabra poco popular.

 

Por el momento, ningún país del mundo puede decir que ha alcanzado la igualdad de género.

 

Considero que estos son derechos humanos, pero sé que soy una afortunada. Mi vida ha sido muy privilegiada porque mis padres no me quisieron menos por haber nacido mujer; mi escuela no me impuso límites por el hecho de ser niña. Mis mentores no asumieron que yo llegaría menos lejos porque algún día pueda tener una hija o un hijo. […] Porque no todas las mujeres han gozado de los mismos derechos que yo. De hecho, las estadísticas demuestran que muy pocas los han tenido.

 

La sociedad valora mucho menos el papel de mi padre como progenitor, aunque cuando era niña yo necesitaba su presencia tanto como la de mi madre.

 

He visto a hombres jóvenes que padecen una enfermedad mental y no se atreven a pedir ayuda por temor a parecer menos “machos”. He visto hombres que se han vuelto frágiles e inseguros por un sentido distorsionado de lo que es el éxito masculino. Los hombres tampoco gozan de los beneficios de la igualdad.

 

Si los hombres no necesitaran ser agresivos para ser aceptados, las mujeres no se sentirían obligadas a ser sumisas. Si los hombres no tuvieran la necesidad de controlar, las mujeres no tendrían que ser controladas.

 

Quiero que los hombres acepten esta responsabilidad, para que sus hijas, sus hermanas y sus madres puedan vivir libres de prejuicios, pero asimismo para que sus hijos tengan permiso de ser vulnerables y humanos ellos también, que recuperen esas partes de sí mismos que abandonaron y alcancen una versión más auténtica y completa de su persona.

 

En mi nerviosismo por este discurso y en mis momentos de dudas, me he dicho con firmeza: si no lo hago yo, ¿quién?; y si no es ahora, ¿cuándo? Si ustedes sienten dudas similares cuando se les presentan oportunidades, espero que estas palabras puedan resultarles útiles.

 

Si crees en la igualdad, podrías ser uno de esos feministas involuntarios de los que hablé hace un momento. Y por eso te aplaudo.

 

Los invito a dar un paso adelante, a que se dejen ver, a que se expresen: a que sean “él” para “ella”. Y pregúntense: si no lo hago yo, ¿quién? Si no es ahora, ¿cuándo?

 

Puedes leer el discurso completo en castellano hacienda click aquí

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