Los hombres de verdad no compran niñas
Estas semanas asistimos aterrorizados ante los escabrosos detalles del secuestro de centenares de niñas en Nigeria a manos de un grupo de extremistas.

Lee el artículo completo en la página 13 de la revista SABMES
Artículo de Rubén Castro públicado en la revista SABMES
La aparente extraordinariedad de estos hechos ha conseguido remover los paralizados corazones de unas sociedades que parecen requerir lo más extremo para certificar una situación.
Sin embargo, sabemos que la violencia hacia las mujeres es un fenómeno amplio que vulnera los Derechos Humanos y se sostiene en la desigualdad estructural. Y aunque tragedias como las sucedidos en Nigeria cuentan con componentes específicos como el terrorismo, cabe recordar que esa “radicalidad” subyace día tras día en todo el mundo. Violaciones, privación de libertad, matrimonios forzados, mutilación genital femenina o acoso sexual, son algunas de las violencias que día tras día viven mujeres e infancia en su entorno familiar y comunitario.
Aunque con formas diferentes, todavía hoy ningún país es ajeno a la violencia hacia las mujeres.
Por ello son muy interesantes algunos lemas como “real men don’t buy girls”-los hombres de verdad no compran niñas- que ha sido transmitido viralmente a través de las redes sociales, contando con la participación de famosos, políticos y ciudadanía en general.
El mensaje es doble: primeramente pedir la liberación de las niñas y mujeres nigerianas, con un claro aviso a quienes amparan esa cruel situación (y otras tantas similares). Y por otro lado, explicitar nuestro compromiso contra la violencia, que debe ser público y ejemplar para ser efectivo.
Aquí entra el llamamiento desde/hacia los hombres, pues debemos recordar que la venta de niñas, su violación o su esclavitud cuentan con la participación necesaria de hombres como “consumidores” de lo femenino, como si de un producto inerte se tratara.
Por ello, cabe recordar una vez más que el cambio solo puede venir del compromiso de los hombres junto a las mujeres. La justicia, la igualdad y la solidaridad son motivos suficientes para la acción. Porque ser hombre no significa ser violento, y ni mucho menos mirar para otro lado ante situaciones injustas e inaceptables.
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