6 hechos sobre la mutilación genital femenina que no conocías

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200 millones de mujeres y niñas de hoy en día se han visto sometidas a la Mutilación Genital Femenina

Fuente: Banco de Imagenes y Sonidos INTEF. Ministerio de Educación

Fuente: Banco de Imágenes y Sonidos INTEF. Ministerio de Educación

Qué és?

La mutilación genital femenina es una práctica especialmente extendida en países de África y Oriente Medio que consiste en alterar o lesionar intencionadamente los órganos genitales femeninos. Estos procedimientos no solo no tienen ninguna base médica (es decir que no aportan beneficios a la salud) sino que entre otras enfermedades pueden causar graves problemas de salud e incluso la muerte.

No es algo tan minoritario como parece…

Naciones Unidas alerta de que 200 millones de mujeres y niñas de hoy en día se han visto sometidas a la Mutilación Genital Femenina

 

Es una forma de violencia sexual, física y psicológica

 

La idea de mutilar los genitales femeninos van desde hacer que las mujeres tengan un menor deseo sexual o que mantenga la castidad, hasta aumentar el placer sexual del hombre (1) lo que supone una violación de sus derechos y libertades: a la salud, a una vida sexual libre, a mantener su aspecto físico, etc.

La mutilación genital femenina es una violación de los Derechos Humanos, y como tal debe tener el rechazo unánime internacional y de toda la sociedad.

Es muy importante que las madres y padres asuman que la MGF comprende riesgos y consecuencias muy graves para la salud de las mujeres, por lo que debe rechazarse. Por ello es muy importante la prevención tanto a nivel educativo como legal y sanitario: unas leyes estrictas y unas instituciones sanitarias comprometidas contra la MGF pueden realizar un seguimiento que impida que se recurra a la mutilación.

 

Las razones culturales o religiosas no son excusa

Aunque sus practicantes se amparen en razones de tipo cultural, religiosa, costumbre e incluso «honor familiar», no hay razón que justifique esta práctica nociva con peligrosas consecuencias para las mujeres y niñas, que pueden incluso ocasionarles la muerte. En muchas ocasiones incluso son las madres, padres o familiares de niñas quienes apuestan por practicar estas intervenciones por convicción propia y con el objetivo de mantener el orden social, pero también por verse amenazadas por el entorno o la comunidad.

Además, en algunos lugares se cree erróneamente que los genitales externos femeninos son contrarios a la pureza, disminuyen la fertilidad o son contrarios a una determinada religión.

 

Una adolesente hoy tiene 1/3 menos de riesgo de sufrir esta violencia

El empoderamiento de mujeres y niñas es fundamental para su prevención, pero también el rechazo de instituciones y comunidades para que cambien las costumbres sociales que aún mantienen en auge esta práctica nociva. Por eso, aunque la acción de gobiernos y activistas es cada vez mayor 2 millones de mujeres y niñas cada año corren riesgo de sufrirla, según el Informe de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer (2002), de Naciones Unidas, por lo tanto es una práctica aun en auge, que

Su prevención es una cuestión de todas y todos

Hay casos para la esperanza, no solo por la cada vez mayor acción gubernamental contra esta forma de violencia, sino por la implicación social y colectiva. De esta manera se pueden desterrar los mitos y el desconocimiento que suelen llevar a su práctica.

Países como España cuenta con diferentes protocolos para su prevención, e incluso en 2008 se modificó la Ley Orgánica del Poder Judicial para poder perseguir extraterritorialmente la práctica de la mutilación genital femenina.

Además, la importancia de romper la tradición es capital. Precisamente, ONU Mujeres publicó en 2016 esta entrevista (2) el caso de una mujer de Mali, Assétou Touré, que sufrió mutilación genital a los 6 años y que optó por sensibilizar y educar a cuanta más gente posible para terminar con esta forma de violencia:  «Hace unos 20 años, decidí que quería ser una líder y educador y dedicar mi energía a la lucha contra la violencia de género». Con muchos argumentos aunque bastante dificultad consiguió salvar a sus hijas de no ser cortadas: «No fue fácil para mi marido, pero él escuchó mis argumentos. Mi experiencia de primera mano y otros testimonios lo convencieron».

Esta activista pide no permitir este acto «cruel e inhumano» y «si es necesario, utilizar Betadine», antiséptico líquido que puede hacerse pasar por sangre como si la niña ya hubiese sido mutilada.

 

 

Referencias y más información:

1: http://www.unicef.org/spanish/infobycountry/files/genitalfemenina.pdf

2: http://www.unwomen.org/es/news/stories/2016/2/from-where-i-stand-assetou-toure#sthash.ARqt4xdi.dpuf

http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs241/es/

http://www.unwomen.org/es/news/stories/2016/2/from-where-i-stand-assetou-toure

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